Ay, ¿quién maneja mi barca?

El presidente de Aragón  anunció la pasada semana que, aquí (ahí al lado para vosotros), los datos de la pandemia son: espeluznantes. No dijo malos, graves, nefas-tos, negativos, de mucha preocupación o inquietantes 

27 octubre 2020 12:00 | Actualizado a 27 octubre 2020 12:46
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¡Hola vecinos! El presidente del territorio en el que, de habitual, nos desenvolvemos los pumas junto a gentes de diversas procedencias, anunció la pasada semana que, aquí (ahí al lado para vosotros), los datos de la pandemia son: espeluznantes. No dijo malos, graves, nefastos, negativos, de mucha preocupación o inquietantes en grado sumo. Dijo: espeluznantes. Y, a continuación, ordenó el confinamiento perimetral de las tres capitales: Zaragoza, Huesca y Teruel. Maño qué acojone.

Lambán achica agua, convencido de que la situación es espeluznante. Junto a él, Aragonés hace lo propio sin dudar que todo sea «esgarrifós». Díaz Ayuso se agarra a la bandera

Espeluznar tiene tres acepciones según la RAE. Una: descomponer, desordenar el pelo de la cabeza, de la felpa, etc. Dos: erizar el pelo o las plumas. Y tres: espantar o causar horror. Espeluznan, horrorizan, aterran, cosas como el amanecer zombi, la Santa Inquisición, el Tercer Reich, los crímenes de Puerto Hurraco o un guardia civil con tricornio, pistolón y bigote chuleándose en el Congreso de los Diputados. El horror es subjetivo. No nos espeluznamos de lo mismo. Hay personas que se espeluznan con cositas pequeñas como un inofensivo ratón, un ruidillo en la inmensidad de la noche, la factura de la luz, el vídeo de ¡Viva el Rey! o un disco de rancheras de Bertín Osborne.
El presidente de los pumas se llama Javier Lambán y es de Ejea de los Caballeros. De mozo era un chaval melenudo, buen jugador de fútbol. Resulta un tipo tranquilo, dialogante, conciliador y muy de pactar. Pero no puede pedírsele que sea la alegría de huerta; eso no es. 

Lo dibuja muy bien Faro en el Diari de Tarragona. Hace unos días le pispé a Faro una viñeta buenísima y la colgué en Facebook. Siete presidentes autonómicos van en un bote que simboliza a España y hace aguas a la deriva en la mar océana. Lambán es uno de ellos. Está a proa, entre la presidenta de Navarra y el presidente en funciones de Cataluña. 

El vuestro se apellida: Aragonès. Es lógico que se arrime a Lambán. De los siete náufragos en potencia, seis achican agua del bote de manera titánica para evitar que se hunda. Hay una que no. A popa, de pie, la presidenta de la comunidad de Madrid enarbola la bandera nacional y da la espalda a los demás. Nada la espeluzna. Ella va a descubrir las Américas. Las de Trump, digo. 

La viñeta ha sido un éxito en mi humilde cuenta en la red. 61 amiguetes han dado al Me Gusta y 24 la han compartido en sus sitios, expandiéndola. Es muy bueno este Faro, así como Napi. Como puma invitado en el Diari sin relación contractual, lo puedo afirmar abiertamente. 

Lambán achica agua, convencido de que la situación es espeluznante. Junto a él, Aragonés hace lo propio sin dudar que todo sea «esgarrifós». Díaz Ayuso se agarra a la bandera. 

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