Cambios y valores

Es emocionante para los demócratas de todo el mundo asistir a los cambios que Joe Biden está impulsando en las escasas horas que ostenta la presidencia de los Estados Unidos. Numerosas órdenes ejecutivas producirán avances relevantes en la lucha contra la pandemia, devolverán a las minorías la dignidad atropellada por su predecesor, auxiliarán a las capas sociales menos favorecidas, dan esperanza y horizonte a millones de inmigrantes que han vivido angustiados frente a una administración que los odiaba explícitamente, recuperará la dignidad de los Estados Unidos ante el mundo y al frente de la globalización, etc. Hay mucho que hacer, y se está haciendo mucho, incluso cambiar la decoración del despacho oval para que eliminar cualquier símbolo supremacista o discriminatorio e introducir otros que llaman a la reconciliación y a la unidad.

Con todo, estas mudanzas, que cambiarán el rostro del país, desfacerán entuertos generados por Trump, eliminarán la doctrina del Estado mínimo y otorgarán un nuevo estado de bienestar a los más necesitados, no modificarán por sí solas las convicciones y creencias de los cientos de millones de norteamericanos. En las elecciones que ha ganado limpiamente Biden, ha sido asombroso comprobar el seguimiento que todavía mantenía el perturbado Trump, lo que significa dos cosas: que hay una gran fractura en USA y que casi la mitad de la población ha perdido los valores fundacionales de norteamérica. Por ello, además de los cambios apuntados, que son inaplazables, urge que la nueva administración haga pedagogía. Soberanismo blanco, racismo, xenofobia, homofobia han de ser erradicados mediante la persuasión y el ejemplo. Esta ha de ser la gran tarea de Biden durante los próximos cuatro años.