Cine de barrio

19 mayo 2017 21:25 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:15
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Ahora resulta que la foto de Manuel Fraga en meyba saliendo sonriente de la playa en Palomares (1966) era solo una imagen para el No-Do; para sosegar al pueblo y cuidar la imagen del amigo americano. Cuarenta y nueve años después, los que de chavales vivimos aquel bombardeo sin víctimas que puso a España en los telediarios de medio mundo, nos hemos preguntado: ¿Pero no habíamos quedado en que Palomares había sorteado el peligro nuclear? Pues no. Se llevaron las bombas pero dejaron la radiación. Y no sabemos ni como, ni porqué, ahora han venido a llevarse el resto. Todo ha tenido un aire antiguo, a españolada de los sesenta, a cine de barrio. Ha venido el tío Kerry que es como el tío Sam pero sin sombrero con la bandera americana. Nuestro ministro de exteriores se ha hecho el gracioso con él como un Manolo Morán cualquiera. Y para rematar la escena le regala una guitarra. La foto de Margallo sentado en el sofá y Kerry de pie con la guitarra española mirando a cámara haciendo como que toca es impagable. Perfecta para la cartelera de la película, ‘Palomares (2ª parte)’. Esto ha sido como Bienvenido Mister Marshall, pero al revés. Los americanos no han venido a dejar, sino a llevarse. A llevarse las arenas contaminadas 50 años después. Y todavía hay que darles las gracias y una guitarra. Y la base de Morón.

Es cruel admitir que ha pasado el tiempo, pero el amigo americano nos sigue tratando como a un país centroamericano (con perdón). ¿Para eso fuimos a las Azores? ¿Para eso estuvimos en el rancho de Bush hablando ‘spanish’? ¿Para eso la ‘ZP family’ se presentó con toda su naturalidad en el foto-call de la Casa Blanca vestidos de negro? Los americanos, como diría Pepe Isbert, no tienen arreglo. Eso sí, cuando sus intereses están en juego nos pasan la mano por la chepa y hacen como que nos escuchan cuando hablamos en el Consejo de Seguridad. El objetivo en esta ocasión ya estaba conseguido: ocupar la base de Morón de forma permanente.

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