Cómo hemos cambiado

19 mayo 2017 19:22 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:18
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Hace ya más de una década que empecé a escribir sobre las Terres de l’Ebre, prácticamente a diario. En algunos aspectos continuamos igual:que si el Renaixement de Tortosa por julio, que si las fiestas mayores y los bous en agosto, la siega del arroz en del Delta en septiembre o la campaña de cítricos en octubre. Pero en algunos aspectos hemos cambiado mucho;y se lo debemos a la crisis económica y también de valores que nos ha azotado en los últimos años. Hace una década no había una semana sin alguna gran inauguración. Los municipios que se preciaban construían piscinas cubiertas, auditorios, residencias de ancianos, grandes pabellones deportivos.... Ahora, algunos de estos equipamientos no son sostenibles,pero allí están. Otros se quedaron a medias. Por suerte en la época de vacas gordas llegaron infraestructuras largamente esperadas, como el puente sobre el Ebre entre Deltebre y Sant Jaume d’Enveja. Otras, como la autovía A-7, si está ni se la espera.

Pero no todo son malas noticias. Hay aspectos en los que hemos ido a mejor, porque no había otra. Los ciudadanos hemos sabido alzar la voz, aunque no siempre se nos escuche. Hace una década la Plataforma en Defensa de l’Ebre creó escuela y ahora los movimientos sociales han crecido y madurado. Y en los municipios, los ciudadanos pueden dar su opinión más allá de cada cuatro años. Presupuestos participativos y consultas populares (unas más polémicas que otras) se han puesto de moda. Esperemos que esta nueva forma de proceder haya venido para quedarse.

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