Dejarlo todo para última hora

18 diciembre 2020 18:10 | Actualizado a 18 diciembre 2020 18:30
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En este país nunca hemos sido mucho de planificar con tiempo las cosas. Nos gusta más la improvisación, vivir al día. Y así nos va. Pero mira tú por dónde, esta actitud, por momentos tan criticada y vilipendiada, se convierte ahora en una necesidad. Sí, porque si tradicionalmente eran –éramos– los poco previsores los que tenían –teníamos– más números para salir perjudicados de cualquier situación, esta pandemia se ha convertido en la peor pesadilla para esa gente a la que le gusta tener todo atado y bien atado días o incluso meses antes.

Y es que, ¿quién es el guapo o la guapa que se atreve a hacer un plan ahora? ¿Quién compra un billete de tren o de avión con una semana de antelación? ¿Quién se aventura a hacer una reserva en una casa rural o un hotel para pasar la Navidad? De hecho, ni siquiera sabemos si estas navidades podremos viajar a no; si hemos de comprar regalos a nuestros sobrinos o si no podremos verlos; si hemos de preparar el menú de la cena de Nochebuena para diez, para seis o solo para los que vivimos en casa… Sí, esto es un sinvivir. Incluso para gente como yo; y eso que les confieso que mi mujer se pone muy nerviosa por esa costumbre-manía tan mía de dejarlo todo para última hora. Aunque ahora puede parecer incluso una virtud. Cosas de la pandemia.

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