Traidor, cacique, Iscariote… Gabriel Rufián no se ahorró adjetivos contra los diputados del PSOE, aunque tenía a mano uno que no empleó: rufián, que el diccionario define como «hombre vil y despreciable que vive del engaño y la estafa».
Si tanta irritación produjo en ERC el hecho de que la mayoría de socialistas se inclinaran por la abstención a Rajoy, ¿por qué votaron ‘no’ a Pedro Sánchez?
Un buen parlamentario es capaz de utilizar las armas del humor, la paradoja, la ironía, la parodia, pero debe ahorrarse la mala educación.
El adjunto de Joan Tardà puede aprender de su jefe, que es muy radical pero no grosero, o de Felipe González, que tiene más gracia, por ejemplo cuando define a Rajoy como «el único animal que avanza sin moverse».
Si del Parlamento se quita la esgrima dialéctica que le es propia en favor del exabrupto hiriente, se hace un mal servicio a la democracia y al buen gusto.