El nacimiento de la Virgen

19 mayo 2017 21:53 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:57
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Tomando como referencia la fecha del 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, la Iglesia celebra nueve meses más tarde, el 8 de septiembre, la Natividad de la Virgen María.

Nos gustaría conocer con más detalles, por el amor que sentimos por Ella, las circunstancias en que se produjo su nacimiento, pero en los Evangelios canónicos, es decir reconocidos por la Iglesia, no se nos narra este acontecimiento. Debemos acudir a los apócrifos, y a la tradición, para saber que sus padres fueron Joaquín y Ana, dos santos cuya fiesta celebramos el 26 de julio.

Lo que es seguro es que eran descendientes de la tribu de Judá, y más concretamente de la familia del rey David, y que este buen matrimonio educó a su hija, como era costumbre entre las familias de Israel de su tiempo, con una esmerada educación práctica y religiosa. María aprendería desde niña las enseñanzas de la Torá que reflejan los cinco primeros libros de la Biblia y escucharía en casa, y luego en la sinagoga, la ley judía y las profecías antiguas entre ellas las del Mesías esperado, sin pensar que Dios tenía puesto los ojos en ella para que fuera la madre de Jesús.

A falta de datos concretos, podemos imaginarnos la infancia de aquella niña de Nazaret, que sería el gozo de sus padres y de cuantos la conocieran. Los artistas han pintado algunas escenas familiares, pero sobre todo el momento en que aquella joven recibió la embajada del arcángel anunciándole su destino, con aquella respuesta suya inmediata y generosa a los planes de Dios.

Las respuestas, cuando llegan las grandes ocasiones, no se improvisan, son fruto de muchas pequeñas acciones anteriores. Nadie se vuelve generoso de repente, o pasa pruebas de fe sin haberse ejercitado. En este sentido, la fiesta de la Natividad de la Virgen María nos ayuda a pensar en lo que es un hogar cristiano, donde todos se aman y en el que Dios mismo es el punto de referencia.

En esta misma festividad de hoy se celebran las de muchas «Vírgenes encontradas», generalmente imágenes que fueron escondidas en tiempo de persecuciones y halladas a veces al cabo de muchas generaciones. Que encontremos también a la Virgen en nuestro caminar por la vida y estemos siempre dispuestos a escuchar la voz de Dios cuando nos pide algo, como la doncella de Nazaret cuyo nacimiento fue una gran alegría para sus padres y lo es para todo el mundo.

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