El pequeño gran Nicolás

El pequeño Nicolás es el 'golden boy' de nuestra sociedad que lo ha creado

19 mayo 2017 23:58 | Actualizado a 20 mayo 2017 21:37
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Este joven de buenos modales, con nombre de zar, que apunta buenas maneras y una vestimenta acorde con sus propósitos y objetivos, hace ya semanas que tiene en jaque a las estructuras de Estado que no hacen más que desmentir continuamente cualquier relación con su persona, tal vez precisamente porque el pequeño Nicolás dice, muy ofendido, cuando se le compara, a nivel mediático, con el líder de Podemos, que no se les puede comparar porque él sí tiene sentido de Estado .

Este joven, con nombre de zar y de mirada ambigua es, según parece, y salvando siempre la presunción de inocencia, el protagonista principal y con diferencia de la primera gran novela picaresca que se ha dado en el siglo XXI y que podíamos denominar como la primera novela picaresca española de las tecnologías. Dado que cuando alguna estructura de Estado desmiente cualquier relación personal con este joven, el pequeño Nicolás exhibe a través de algún medio de difusión importante, algún correo electrónico que ha recibido él en su teléfono móvil, probablemente de ultimísima generación, y en unos tonos francamente amables.

Este joven con solamente veinte años, tiene un largo recorrido a pesar de su corta edad. Y seguramente se ha buscado una forma de salida, no prevista para la juventud ,que no sea la del paro. Por lo que se dice su expediente académico no es tan brillante como su sistema de correo electrónico, de fotografía digital y móvil y por lo tanto es muy probable que no pudiera emigrar a Alemania donde sólo quieren a los jóvenes con expedientes académicos brillantes, cuya formación por cierto hemos pagado entre todos y que por razones estrictamente necesarias ,que más quisieran los jóvenes que fuera lo contrario, van a dar beneficios a otros países que por cierto siempre son los mismos. Porque en las crisis y en la vida y en el futbol, los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres.

Al pequeño Nicolás resulta conveniente tratarle como a un grande porque no es sino el reflejo de la sociedad donde vivimos, es decir, de nuestra sociedad, que de momento no somos capaces de cambiar y que pudiera ser que después de hacer cambios para que no cambie nada se pueda avistar en el horizonte algún cambio que lo cambie todo . Y todo esto es muy delicado .

El pequeño gran Nicolás es el golden boy de nuestra sociedad que lo ha creado, es el chico de oro de la picaresca tecnológica y esta es la novedad . De conversación tranquila y fluida se le escucha con atención por el desparpajo con que maneja sus múltiples contactos y por su sentido de la oportunidad e información .

Nada que tenga sentido de Estado le es ajeno, ni los problemas de alguna Infanta, ni los problemas de Catalunya, ni los problemas del Ayuntamiento de Madrid o de las Vegas. Este joven que por lo visto debe tener una capacidad de trabajo enorme, es un auténtica pena que no hubiera tenido los 20 años en los años sesenta, porque no me cabe la menor duda que la CIA y la FBI, y además conjuntamente, le hubieran encargado el esclarecimiento del asesinato del Presidente Kennedy.

Pero el pequeño Nicolás es grande y diría incluso más ,muy grande, porque está en primera línea mediática y dice haber participado en tantos conflictos de Estado, y sin embargo, y esto es lo más importante de esta novela picaresca del siglo XXI, no consta que haya conseguido ningún objetivo o por lo menor no tenemos pruebas. Este sería otro de los resultados de nuestra sociedad .

El forense que le examinó en los Juzgados Madrileños habla en su informe de una florida megalomanía. Este forense también merecería que fuera invitado a ser escribidor de artículos, porque esta expresión “ florida megalomanía” está al alcance de pocos y denota el sentido literario y sorprendido del buen profesional que seguro que es el médico forense . La Jueza que le tocó en suerte al pequeño Nicolás también muestra con razón su sorpresa y se pregunta como un chico como él pudo llegar con tanta facilidad a lugares tan importantes de las estructuras del Estado . Y ello a pesar de que el joven es probable que le contara también, como en los platós de televisión, que él mismo era un hombre con sentido de Estado y no como otros .

Por todo ello al pequeño Nicolás, este joven con nombre de zar y que no se relaciona más que con altas estructuras sociales y que además se ha introducido en nuestras casas y en nuestras redes sociales, se le debiera otorgar el título de grande.

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