El plazo

No se sabe si nuestra España es ingobernable o está mal gobernada

19 mayo 2017 20:21 | Actualizado a 21 mayo 2017 21:26
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Una vez más se están juntando en España los taumaturgos con los curanderos, pero no deja de ser encomiable que todos, sabiendo que no hay solución, la sigan buscando. El Rey, que Dios guarde incluso de sus consejeros, ha propuesto al líder Sánchez candidato a la investidura como presidente del Gobierno, después de la renuncia de Rajoy, que cada vez cuenta con menos gente a quien liderar. El PP está cercado por la corrupción y no puede garantizar un Gobierno estable, ya que el PSOE se niega al diálogo, que era considerado como una de las bellas artes hasta que aparecieron los charlatanes. Es lo que va de Platón a los vencedores de mantas –dos por el precio de una–, que impiden que haya acuerdo de ninguna clase si antes no se ha producido algún equivoco. Por su parte, que es necesaria a las demás, Pablo Iglesias ha llamado hipócrita a Sánchez, que no disimula sus ganas de ser presidente. Una exageración, porque el líder del PSOE no engaña a nadie, salvo a algunos socialistas auténticos de la vieja y la nueva escuela.

No se sabe si nuestra España es ingobernable o está mal gobernada. Cada uno le echa la culpa al otro y el único que le echa paciencia es Felipe VI, que ya se está haciendo una idea bastante aproximada del país que para su desgracia le ha tocado en suerte. Mientras nosotros discutimos en el café o en las tertulias de la tele, donde todo pelmazo tiene asiento, el Mediterráneo contempla impávido como un nuevo flautista de Hamelín se lleva a los niños. 26.000 menores han cruzado la mar ancha y grande. 10.000 de ellos no llegaron. Las ONG griegas reparten teléfonos móviles para proteger, en la medida de lo posible, a estos adolescentes sin padres y sin madre patria. ¿Qué va a ser de ellos?, nos preguntamos mientras pasamos a la página siguiente de nuestro periódico, que no puede elegir las noticias y quedarse sólo con las buenas. Entre otras cosas porque no las hay. El único que las espera es Neymar, el gran delantero del Barcelona, que no sabe nada de su contrato. Sólo de sus millones.

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