El universo artístico de la brujería (1)

Dos grabados de Pieter Bruegel son la causa de la iconografía de las brujas

19 mayo 2017 18:57 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:37
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Un año más, llegan puntuales las brujas a la cita de la noche de San Juan, con sus maliciosas historias que, legendarias o no, atraen cada vez más a los jóvenes y no tan jóvenes actuales. La XVI Nit de Bruixes estará presente en la Vila Closa de Altafulla este fin de semana, con mercados esotéricos artesanos y músicas encantadas. Bueno es, pues, escribir y reflexionar sobre esta temática, en un momento en el que, en mi opinión, entiendo muy aconsejable para el espíritu, el alejamiento de la diaria y aburrida contienda política.

Un caldero hirviente, rodeado de viejas que preparan pócimas, el gato negro o la escoba voladora, son los atributos que, en casi todo el mundo, se identifican tradicionalmente con el universo de la brujería pero, antes de mediados del siglo XVI, ningún artista se hubiera planteado dibujar a una mujer acusada de hechicería en medio de esa parafernalia.

Dos grabados salidos de la imaginación de Pieter Bruegel (1525 – 1569), apodado el Viejo, hacia el año 1565 son la causa de que, desde entonces, la iconografía universal caracterice así a las brujas. Dos obras que, junto a otras del pintor holandés y de Durero y de óleos de Frans Francken II, David Teniers o Bruegel el Joven –uno de sus hijos– se exhiben en el Hospital de San Juan, en Brujas (Bélgica), integran una muestra de casi un centenar de piezas, cedidas por varios museos y bibliotecas de Europa, que puede visitarse hasta finales de este mes de junio en la ciudad belga.

La exposición denominada ‘Las brujas de Bruegel’ es un paseo por el terror que inspiraba la demonología, los conjuros y los maleficios, que sacudían a la supersticiosa Europa medieval y la de los siglos XVI y XVII, pero también sobre los procesos y las sentencias en la hoguera de aquellas desdichadas mujeres.

Una escalera de piedra conduce, en penumbra y entre cánticos medievales, a una cámara de este edificio del siglo XI, que albergó uno de los hospitales más antiguos de Europa, el de San Juan. La sala está iluminada con tenues luces en el suelo y por las velas que portan los visitantes. Además de las obras que imaginaron los tratos entre brujas y demonios o testimonian los procesos o ejecuciones en la hoguera de miles de mujeresen el Viejo Continente, víctimas de acusaciones absurdas, se exponen códices y manuales eclesiásticos para identificar a las sospechosas de magia negra, libros de conjuros, documentos sobre juicios o condenas y amuletos, como rosarios fabricados con vértebras de animales para combatir los maleficios o retratos de los más temidos inquisidores.

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