Escuchar a los niños

Sucede cada año. Llega el Día Mundial del Niño –se celebra hoy– y ayuntamientos, gobiernos y entidades de todo tipo realizan simulacros de plenos y foros en los que los pequeños asumen el protagonismo y expresan sus ideas para construir un mundo mejor.

Aunque en muchos casos esta iniciativa responde casi exclusivamente al interés del político de turno por hacerse una foto con los chavales en un día tan destacado, no deberíamos, sin embargo, pasar por alto muchas de las ideas que aportan los niños, cuya visión del mundo debería abrirnos los ojos a todos. Y es que por regla general ellos están mucho más comprometidos que sus mayores en hacer de este mundo un lugar mejor. «Muchos de nosotros somos más conscientes de los problemas reales y podemos enfrentarnos a ellos desde una mentalidad más abierta y con la mirada puesta en el futuro», dice uno de ellos.

Salarios dignos, incentivos para los comercios ecológicos, inversión en infraestructuras públicas respetuosas con el medioambiente, abaratar la comida saludable para facilitar su acceso a las personas con dificultades económicas, mejorar la calidad de la educación y eliminar la discriminación en los colegios, tener en cuenta la salud mental y emocional… Son solo algunas de las peticiones que deberían ser tenidas en cuenta, al igual que se hace con las aportaciones de los movimientos sociales y el sector empresarial.

Sí, deberíamos escuchar más a los niños y valorar sus propuestas, casi siempre justas y sostenibles. No sé a qué edad perdemos esa inocencia y nos entregamos a otros intereses mucho más oscuros. Quizá iríamos mejor si el gobierno fuera cosa de niños y estuviera en sus manos.