Europa

No me digan que no se enteraron. ¿No vieron los fuegos artificiales ni les cayó encima el confeti? Ayer fue el Día de Europa. Coincide la fecha con la rendición de la Alemania nazi, y es por ello que Rusia celebra su Día de la Victoria. La URSS, como saben, fundamental en la capitulación alemana, fue el país que puso más vidas en el balance macabro de la IIGM. Más de 26 millones de personas. Tres veces la población de Catalunya hoy, y aún faltarían. En el desfile militar de la Plaza Roja, al más puro estilo soviético, a Putin me lo dejaron plantado Merkel y Hollande. En protesta por la anexión de Crimea y la guerra en Ucrania. Así los telediarios pudieron titular con lo del boicot. El ministro francés Laurent Fabius, sin embargo, sí estuvo en el Kremlin. Ya lo decía Michael Corleone en El Padrino: ten cerca a los amigos, pero más cerca a los enemigos. Putin, además, tiene un papel en dos cuestiones candentes: el dosier nuclear iraní y Siria. Por tanto, escenitas, las justas.

Ahora, setenta años después, se investigan más a fondo aspectos poco conocidos de la etapa posterior al fin del nazismo. Por ejemplo las violaciones sistemáticas de mujeres y niñas alemanas por los soldados del Ejército Rojo, del de EEUU y de los militares franceses. Según la investigadora Miriam Gebhardt, suman cientos de miles. Las que han salido a la luz. Tocará actualizar las crónicas históricas y los libros de texto. Para que igual que las bestialidades nazis y el Holocausto, cuenten esas violaciones. Lo contrario sería no dar importancia a ese drama. O dar por supuesto que mujeres y niñas tienen que sufrirlo donde sea que haya uniformes, sin que quepa después ni memoria ni reconocimiento. Así que seguro que actualizan los libros de texto. Seguro.