Intolerable caos ferroviario

El servicio de cercanías y de media distancia de Renfe en Catalunya volvió a vivir ayer una jornada caótica que afectó a miles de ciudadanos en hora punta. Esta vez la causa no fue ningún robo de cable achacable a la laxa vigilancia de los Mossos d’Esquadra. En esta ocasión, el desconcierto general fue provocado por el humo emanado de la quema de desperdicios en un asentamiento de unos sin techo en la ‘estación fantasma’ de Bifurcació-Vilanova, una instalación construida en los últimos años del franquismo y que nunca llegó a funcionar. El espacio, sumido en un injustificable abandono, sirve de cobijo a indigentes sin que nadie hasta ahora le haya puesto remedio. Tras el inmenso desbarajuste que se prolongó prácticamente durante toda la jornada, sobrevino el capítulo de echarse las culpas mutuamente. Adif, el gestor de infraestructuras, culpó a los Mossos de falta de vigilancia en la estación abandonada, y la Generalitat arremetió de nuevo contra el déficit de infraestructuras ferroviarias en Catalunya. Mientras las administraciones que pagamos los ciudadanos se dedican a echarse las culpas, más de 100.000 pasajeros se vieron ayer afectados. Urge clarificar de una vez las competencias del servicio ferroviario. No puede ser, como sucede ahora, que la responsabilidad de los distintos factores que intervienen en el servicio esté repartida entre distintas administraciones. Siempre hay miles de afectados y ningún culpable. Intolerable.