Intolerancia vs. generalización

Celebro que el entrenador del Eibar, Gaizka Garitano, abandonara su rueda de prensa en Almería porque dos periodistas no dejaban de interrumpirle, molestos porque estaba hablando en euskera. En pleno año 2015, todavía son demasiados los que ni entienden ni respetan que en ciertos territorios hablemos más de una lengua. Y que en ellas la gente se exprese, lea u oiga la radio. «Pudiendo hablar en castellano, que le habrían entendido todos, usar el euskera es una falta de respeto», argumentan, obviando que aquello no era una cena de amigos, sino una rueda de prensa en la que cada medio prefiere respuestas en su idioma de emisión –y su audiencia tiene derecho a ellas–; y obviando también que acto seguido la prensa local iba a contar con su propio turno para preguntar. Obviando, en fin, que lo que en realidad les molesta es la diversidad.

Pero igual de retorcidos me parecen quienes, desde aquí, se abonan a la generalización; quienes proclaman que en cuanto uno sale de Catalunya, todo es así, todo son zoquetes intolerantes. Porque, en esa misma sala, el propio jefe de prensa del Almería censuró, avergonzado, el incidente, y tanto el club como la asociación local de periodistas emitieron sendas notas pidiendo que no se confunda la actitud de dos con la de todo el colectivo. Más significativo aún:en las redes sociales vi multitud de mensajes de apoyo a Garitano, incluso más que críticas o insultos (que también los hubo, y no teman que no tardará en circular algún recopilatorio de los más desagradables para dar fe de ellos). A un lado y otro de la frontera (ideológica, digo), no hay más ciego que el que no quiere ver.