La princesa enjaulada

21 febrero 2021 08:40 | Actualizado a 21 febrero 2021 09:08
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Para unos, un refugio seguro –que se lo pregunten al rey emérito–; para otros, una prisión. Así es Emiratos Árabes Unidos, cuyo emir, Mohamed bin Rashid al Maktum, mantiene retenida contra su voluntad a su hija Latifa, de 35 años, según denunció la propia princesa en unos escalofriantes vídeos emitidos por la BBC –que pudo grabar en secreto en uno de los baños de la casa gracias a la campaña Free Latifa, que en su día habría conseguido hacerle llegar un teléfono–: «Estoy presa en esta villa convertida en prisión. Todas las ventanas tienen barrotes y no me dejan abrirlas». La historia es de película. Latifa ha protagonizado dos intentos de fuga: ella misma reveló que con 16 años intentó huir y cuando la capturaron la encerraron tres años y sufrió torturas; tampoco tuvo éxito en 2018, cuando se subió a una lancha hinchable junto a su instructora de artes marciales y navegaron hasta aguas internacionales, donde les esperaba un yate con bandera estadounidense. Ocho días después, frente a las costas de la India, el barco fue asaltado por comandos que utilizaron granadas de humo, encañonaron a ambas mujeres y devolvieron a Dubái a Latifa. Ante la preocupación internacional, la Embajada de Emiratos Árabes Unidos en Londres asegura que «Su Alteza está siendo cuidada en casa, con el apoyo de su familia y profesionales médicos. Continúa mejorando y esperamos que regrese a la vida pública en el momento apropiado». Lo dicho, una historia de película, con sus intrigas palaciegas, su princesa recluida en una jaula –de oro, pero jaula, al fin y al cabo–, sus villanos... Lástima que la vida real sea más cruel. Lástima que estas cosas sucedan en pleno siglo XXI.

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