Resulta extraño escuchar a a un cinco veces campeón del mundo asegurar que sólo aspira a acabar una prueba; tan chocante como que pronuncie esas palabras un tipo que está acostumbrado a ganar títulos, carreras y a ser un habitual de los podios en prácticamente cada una de las citas en las que ha competido desde que hace diez años se convirtió en piloto profesional. Tiene explicación, sin embargo, porque Iván Cervantes se enfrenta a su primer Dakar, al rally por etapas más exigente del mundo que ayer precisamente ni tan siquiera pudo empezar debido a las duras condiciones meteorológicas.
El cambrilense le tiene tanto respeto al Dakar, por ser una cita del todo desconocida para él, que en esta su experiencia inicial se conforma simplemente con llegar a meta a pesar de estar bregado en mil batallas en el enduro, la especialidad en la que es uno de los mejores del mundo.
Asegura, y no le falta razón, que ganar un Dakar a la primera es imposible, que los raids requieren de un rodaje en el desierto, en forma de navegación con el GPS y el road-book, que él aún no tiene; y que le faltan muchos más kilómetros encima de su nueva moto para plantearse ahora mismo objetivos más ambiciosos.
Conociéndole, sin embargo, a buen seguro que Ivan va a acumular a partir de ahora tanta experiencia como sea necesaria para tratar de ganar algún día el Dakar. Le falta la navegación, cierto, pero tiene la rapidez necesaria para batirse con los mejores. Que a nadie le queda la menor duda que a medio plazo es un potencial ganador.
