La rebelión de Raül

Alicia Sánchez-Camacho está claro que ha dejado el partido bajo mínimos y no puede repetir

19 mayo 2017 22:13 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:44
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Raül Romeva no es un hombre fácil, ni dócil. Eso lo sabíamos quienes le conocemos. Fue elegido cabeza de la lista Junts pel Sí como plato de tercera mano, y eso ya de por sí no es bueno para quien encabece una lista o cartel electoral. Raül Romeva fue propuesto tras rechazar Esquerra la propuesta de Mas de que fuera Pilar Rahola, y de declinar, el tenor Josep Carreras, la invitación.

Raül, que no tiene un pelo de tonto, o mejor decir que es muy listo, vio una laguna en el acuerdo soberanista-independentista de la lista “transversal”, “unitaria” y otros calificativos al uso en la jerga independentista, donde la palabrería es más abundante que los hechos. La laguna es que no está escrito quién será el presidente. Ya avisó Raül en unas declaraciones diciendo que en el acuerdo no se especificaba quién sería el presidente tras las elecciones del 27-S, en caso de ganar su lista. Y de ahí se pasó a la pregunta si podía ser él presidente, y Romeva respondió a la francesa: “Pourquoi pas?” (¿Por qué no?). Raül ya había entusiasmado a las masas independentistas con su palabra fácil.

Los tramoyistas y forjadores de la lista se quedaron de piedra. La portavoz del Gobierno --con aquello de que ahora ya qué más da mezclar gobierno con partido, con listas electorales, con discusiones lo mismo da el Parlament que el Palau—Neus Munté desmintió a Raül con mucha contundencia. Pero Neus Munté ni siquiera está en la lista, ¿quién le hadado voz en este Capítulo? Y tuvieron que salir voces de ERC y de CDC que reconoieron que no estaba escrito en el pacto, pero que lo pondrían por escrito “en las próximas semanas” (esperemos que antes de las elecciones).

Da la impresión, y más que la impresión, que todo se ha hecho deprisa y corriendo, con improvisación, sin calcular los pros y los contras, ni dejar atada una candidatura. Y eso a pesar de que todos los días la prensa independentista contiene docenas de “consejos” para el independentismo: lo que tiene y no tiene que hacer la lista, antes, durante y después de las elecciones del 27-S, elecciones todavía no convocadas, pero que no cabe duda que serán convocadas para el 3 de agosto. Artur Mas ya puso cara de póker ante el rey Felipe VI, cuando éste le dijo que la ley “no es un trámite” y que no hay legitimidad sin legalidad. Y lo dijo ante los nuevos jueces y fiscales que salían de la Escuela Judicial, los cuales prorrumpieron en un prolongado aplauso que sorprendió no solo a Artur Mas, sino a la alcaldesa Ada Colau, el mismo día que defenestró el rey Juan Carlos I de la sala de plenos del Ayuntamiento de Barcelona.

El Rey, que no gobierna, pero reina, es decir actúa como árbitro y moderador de los poderes del Estado, y por lo tanto impulsor de consensos, garante de la unidad de España, símbolo de la jefatura de las Fuerzas Armadas y del Poder Judicial, y representante de España en el Exterior. Y en este contexto actuó el jueves en la entrega de despachos en la Escuela Judicial.

La crónica política en este mes de julio, y tal vez sea también por el calor sin precedentes que nos depara este mes, está salpicada de interesantes acontecimientos. Desde la detención de los Sumarroca, carne y uña con la familia Pujol y en consecuencia con gente de Convergència Democràtica, hasta la retirada del busto de Juan Carlos del Ayuntamiento, pasado por los nombramientos como jefas de prensa y comunicación en Madrid y Barcelona de dos mujeres que han dado mucho que hablar por sus comportamientos impudorosos anteriores, con la decisión de la alcaldesa Colau de “plantar” a la Virgen de la Merced y de cambiar la fiesta de su celebración del 24 al 18 por las elecciones, y un largo etcétera.

El día 25 se cumple el aniversario de la auto inculpación de Jordi Pujol, a la que ha seguido una retahíla de acontecimientos judiciales, parlamentarios –con comisión de investigación—y políticos (la necesidad de la refundación de Convergència Democràtica y la ruptura de CiU, entre Convergència i Unió, tras 37 años de matrimonio no siempre bien avenido). Incluso se han celebrado elecciones en el FC Barcelona, con un marrullero Laporta como perdedor, y un presidente saliente que ha resultante entrante de nuevo por mayoría absoluta.

No ha faltado nada, ni en Catalunya ni en la España del despilfarro, donde el aeropuerto de Ciudad Real, que ha resultado peatonal pero que ha costado 450 millones de euros, ha sido vendido por 10.000 euros a los chinos. Parece una burla… o una estafa.

Ahora solo hace falta el parto del PP para encabezar la lista electoral en las elecciones catalanas. Alicia Sánchez-Camacho está claro que ha dejado el partido bajo mínimos y no puede repetir. ¿Será Alejandro Fernández que desde Tarragona se embarque al frente de la candidatura? Dicen que Rajoy se lo piensa, pero personalmente yo creo que este está superado ante tantas teclas que tocar.

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