Más pobreza

04 abril 2021 15:40 | Actualizado a 04 abril 2021 16:35
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Ayer a la mañana, cuando venía para el trabajo, me encontré con un hombre que tenía la mitad superior de su cuerpo dentro de un contenedor de basura. A ratos sacaba la cabeza y entregaba a su hijo, un niño de unos ocho años, los ‘tesoros’ que iba encontrando y que el pequeño metía cuidadosamente en una bolsa.

No estaban mal vestidos ni iban sucios, y ambos llevaban la mascarilla perfectamente puesta en la cara, en parte para protegerse del virus, en parte para protegerse de la mirada de otros ciudadanos; la pobreza da vergüenza. Seguí mi camino y a los pocos pasos, en la siguiente isla de contenedores me topé con otro hombre, este solo, que también buceaba en el contenedor gris en busca de algo valioso que metía en un viejo carro de la compra. Y, como no hay dos sin tres, aún vi a otro señor, mayor que los anteriores, hurgando en un contenedor ubicado frente a El Corte Inglés.

Sí, todo esto ocurrió en los aproximadamente 200 metros que tiene el tramo de Rambla Francesc Macià de Tarragona. Ante estas dolorosas escenas, recordé un artículo de un gurú económico que sostenía que ante el paro provocado por esta pandemia y el que vendrá fruto de una robotización que el propio coronavirus ha acelerado habrá que buscar nuevas fórmulas para que la vida de las personas no dependa exclusivamente de un sueldo –a lo que habría que añadir que muchos de los actuales sueldos no son, como lo eran antes, una vacuna contra la miseria–.

Sí, desde luego algo habrá que pensar, pues la pobreza crece cada día y cualquiera de nosotros puede un mal día verse en la situación de ese hombre que, en compañía de su hijo, busca algo de valor en la basura.

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