Me he vuelto monárquico

11 agosto 2020 07:40 | Actualizado a 11 agosto 2020 09:12
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Pues sí, después de ver los últimos acontecimientos, me he vuelto monárquico.

Después de ver la gestión de los acontecimientos que han ocurrido estos días en nuestro país me he convertido en monárquico.

Hasta ahora para mí la monarquía era una parte del pacto constitucional de las fuerzas políticas en el 78 y refrendado por el pueblo español con una inmensa mayoría, y por ello lo he aceptado y respetado, pero ahora, por el contrario, me he convertido de la mañana a la noche en defensor de la monarquía parlamentaria como la mejor forma de gobierno de este país.

No podemos ocultar la gravedad de los hechos que han sido publicados referentes al Rey emérito, independientemente que fueran o no constitutivos de un delito, es altamente grave que el jefe del estado poseyera cuentas opacas a la hacienda pública española en Suiza.

Otra cosa diferente es si estos hechos pueden ser constitutivos de un delito, y para ello se han iniciado las correspondientes investigaciones, pero lo que sí está claro es que los hechos dejan en mal lugar a una institución que ha servido a los españoles, y nublan el legado de Juan Carlos I.

Ahora solo podemos confiar en nuestro sistema para depurar las responsabilidades si las hubiera.

Los hechos están bajo investigación y deberá responder por los mismos, pero, como ya adelanté en mi anterior artículo, debemos recordar, a pesar de que algunos lo han olvidado en el caso del monarca, que en este país existe la presunción de inocencia y que por ahora solo se han iniciado investigaciones por fiscalía, que no existe causa alguna contra él y que, si los hechos se demuestran, merecerán todo nuestro reproche y la correspondiente condena.

Pero las reacciones que se han producido entre los diferentes responsables de nuestras instituciones ante tan grave crisis institucional, de quienes teóricamente serían los llamados a presidir una hipotética república, me hacen sucumbir en el pánico más absoluto ante la posibilidad de que la jefatura del estado estuviera en manos de alguno de ellos.

Desde el mismo instante que se dio a conocer la carta del Rey Emérito en la que anuncia su salida de la Zarzuela y de España, las reacciones han sido inmediatas, y algunos han visto la oportunidad de intentar terminar por la vía directa con el régimen del 78, olvidando que dicho régimen fue avalado por la gran mayoría de españoles, y que el partido que representa, por ejemplo nuestro flamante vicepresidente del gobierno, ha obtenido un importante 12,84% de los votos, pero que queda muy lejos de los mínimos necesarios para modificar nuestra constitución, y ni tan siquiera suficientes para iniciar el proceso de reforma.

Los estados democráticos en sus constituciones tienen sistemas por los que cuestiones fundamentales, como son los derechos y libertades, así como las instituciones básicas del estado, no puedan ser reformadas con una mayoría ínfima de votos, precisamente para evitar que cualquier iluminado pueda modificar, en perjuicio de los ciudadanos, esos derechos e instituciones que al final lo que hacen es garantizarlos.

Por ello cualquier intento sin los consensos necesarios para iniciar los trámites de esa reforma, supone o un intento de imponerlo por la fuerza y no por las urnas o simplemente postureo populista sin otro fin que desestabilizar nuestro país, por meros intereses políticos y personales.

Lo ocurrido estos días creo que es más lo segundo que lo primero. Pero que sí denota una falta de respeto al régimen de mayorías que los españoles nos impusimos en nuestra Constitución, y con ello una falta de talante democrático de quien sin esas mayorías pudiera pretender por la vía de los hechos modificar la forma de estado.

Cabe hacernos una pregunta que pondrá de manifiesto el carácter e intereses de quien utiliza la crisis generada por el Rey emérito; sinceramente, ante la crisis humanitaria, social y económica que ha producido el coronavirus ¿creen que éste es el momento de desestabilizar nuestro país?, ¿creen que es el momento para modificar la jefatura del estado?, solo quien piensa en uno mismo y sus intereses, y no en el resto de los ciudadanos, puede en estos momentos plantear una reforma de este calado, ahora sólo podemos unirnos en la lucha contra la pandemia y sus consecuencias.

Ciertamente me asusta pensar que la jefatura del estado estuviese en manos de quien ha sido incapaz de gestionar una grave crisis constitucional; desde nuestro presidente del Gobierno, quien no ha sido ni siquiera capaz de imponer un criterio en su gobierno de coalición, exigiendo un gesto de la Casa Real estos últimos días y, cuando éste se produce, sus socios de gobierno hablan de huida y de república, hasta nuestro presidente de la Generalitat que ha intentado utilizar estos tristes hechos para continuar con su estúpida campaña contra las instituciones del Estado, e intentar esconder nuevamente, envolviéndose en la estelada, sus graves errores e incompetencia en la lucha contra el coronavirus, convocando un pleno extraordinario para debatir sobre ello.

Ya nadie recuerda que en plena pandemia se aprobaron unos presupuestos absolutamente desfasados por los hechos que se estaban produciendo simultáneamente a su aprobación, prometiendo que inmediatamente se tramitaría una ley para modificarlos y adaptarlos a la pandemia, resulta curioso que sea urgente el pleno sobre la monarquía, pero no la tramitación parlamentaria de esa ley de modificación presupuestaria.

En fin, lo que les comentaba, me da pánico pensar que alguno de nuestros gobernantes fuese el Jefe del Estado.

He estado en dos ocasiones en el Palacio de la Zarzuela en sendas audiencias con el Rey, una con el Rey emérito y otra a los pocos meses de ser proclamado con el Rey Felipe VI, y les puedo asegurar, que a pesar de la personalidad cercana y afable de don Juan Carlos, me impresionó la segunda ocasión, y no por el carácter del joven monarca, que ciertamente fue más distante, sino por sus conocimientos y preparación de los temas que afectaban a quienes asistíamos a la audiencia.

Lo que queremos en la Jefatura del Estado es a alguien que nos conozca y nos represente a todos, con la neutralidad necesaria para que todos los españoles nos sintamos representados por él, y, sinceramente, no veo en la actualidad a ninguno de nuestros gobernantes con la capacidad para ejercer la jefatura, al menos es lo que han demostrado, así que ahora soy monárquico.

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