Menores solitarios, la nueva inmigración

Tarragona recibe una inusual oleada de inmigrantes que amenaza con desbordar los servicios sociales

28 noviembre 2018 17:38 | Actualizado a 28 noviembre 2018 17:41
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Catalunya, y de manera especial Tarragona, afrontan un nuevo problema social: la llegada masiva de menores no acompañados (los llamados menas) que están desbordando los servicios sociales. Son jóvenes que se juegan la vida cruzando el Estrecho con pateras o que logran cruzar la frontera escondidos debajo de camiones huyendo del servicio militar o en busca de un futuro mejor que el que les augura su país. En la provincia de Tarragona se han impulsado 33 centros de acogida en algo más de un  año, según cifras facilitadas por la Generalitat. También en este tipo de equipamientos las Terres de l’Ebre han habilitado más recursos, disponiendo un total de 17 centros, por los 16 puestos en marcha en el Camp de Tarragona. Otras cifras oficiales dan fe de la magnitud del problema. En Catalunya el ritmo normal de creación de estos centros era antes de tres o cuatro al año. Ahora se abren entre uno y dos a la semana, según han explicado al Diari fuentes de la Generalitat. En poco más de un año, la demarcación de Tarragona ha absorbido un total de 565 jóvenes. No siempre se ha gestionada su ubicación de manera correcta. Por ejemplo en Altafulla, el Ayuntamiento se enteró por la prensa de que el albergue juvenil de la localidad era el destino de un grupo de recién llegados. Tampoco gusta a los responsables municipales que el albergue se convierta en un lugar de paso, sin posibilidad alguna de gestionar con garantías la integración social de los muchachos. Cualquier acción en este sentido queda diluida si al poco tiempo los inmigrantes son desplazados hacia otras zonas. La capacidad de acogida de la sociedad catalana permite hasta ahora gestionar sin problemas destacables este nuevo fenómeno. Sin embargo, debemos adoptar todas las prevenciones para que la situación no se desborde y acabe generando conflictividad social que derive en brotes de xenofobia indeseados. En los tiempos que corren no tardarán en surgir grupos políticos dispuestos a explotar la animadversión hacia los recién llegados. Mejor prevenir que curar.

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