Nadar a contracorriente

Las declaraciones de Víctor Sánchez suponen, de entrada, un torpedo en la línea de flotación de Tarragona’2017 justo cuando el comité organizador había puesto en marcha toda su maquinaria para captar patrocinadores privados:dos días después de una jornada específica dedicada a empresas y a los beneficios fiscales que pueden obtener invirtiendo en los Juegos y dos semanas más tarde de la presentación a bombo y platillo de la mascota oficial, con la presencia en la ciudad del Rey Felipe VI, para darle relevancia al evento y facilitar igualmente la inyección de capital que cubra el presupuesto operativo. O Víctor Sánchez metió la gamba hasta el fondo o se trataba de una estrategia para forzar al Estado a desembolsar la cantidad que Tarragona’2017 lleva reclamándole desde el inicio del proyecto y se equipare así con el resto de administraciones públicas que sostienen las inversiones del evento (Generalitat de Catalunya, Diputació y Ajuntament). Saquen ustedes mismos sus conclusiones. De todos modos el momento no ha sido el adecuado ni en un caso ni el otro porque con un gobierno en funciones y unas elecciones a la vuelta de la esquina quién del Estado va a mover ahora mismo un dedo por los Juegos Mediterráneos. Tarragona trata de llegar a tiempo a la orilla, pero lleva tiempo nadando a contracorriente.