Ni a la de tres

Se demuestra que podemos vivir con la mengua de Gobierno, Sanidad y Educación

19 mayo 2017 18:29 | Actualizado a 21 mayo 2017 16:49
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Ala tercera no puede ir la vencida, ya que todos estamos derrotados por igual. Esos barómetros de opinión pública, que reflejan sólo la publicada, nos ofrecen un mapa exacto de la desorientación y aseguran que una nueva consulta electoral no alteraría el resultado del 26 de julio. Las encuestas mandan y están próximas las fechas en las que sean innecesarias las elecciones. Para qué leches nos van a molestar en saber lo que hay dentro de la pecera si conocemos de antemano a la fauna redonda que alberga.

Los tiburones están fuera, pero todos los colores son insuficientes para alterar los resultados anteriores. La aspiración de ‘renovarse o morir’ no excluye que ambas cosas sean compatibles, ya que a veces son incluso simultáneas. Crece la preocupación por la ausencia de Gobierno, por la Sanidad y por la Educación, pero se demuestra que podemos vivir con la mengua de esas cosas, aunque vivamos peor, que en agosto se nota menos porque los pobres son anfibios y la mitad del tiempo la pasan en el agua.

Si volvieran a votar, por tercera vez, no variaría el resultado de las dos anteriores. Los controladores se equivocan sólo lo imprescindible para conservar su puesto y aseguran que el PP volverá a ganar con un treinta y dos y pico de los votos, más de diez puntos por encima del PSOE y cerca de los que siempre saca a los demás. ¿Para qué votar? Esta visto el resultado antes de que se juegue el partido, y aquí, por fortuna, no tenemos ningún Trump que prometa a la vez, recortes fiscales y proteccionismo, pero ni siquiera hay desgracias para todos y no es posible repartirlas equitativamente.

Prometer no empobrece, pero nos estamos quedando tan pobres que hasta nos atrasa algo lo que nos sirve de reloj. Hasta el esmirriado emperador Akihito quiere jubilarse y que ponga en su tumba el conocido epitafio: «Sigue descansando». Solo tiene 82 años, pero aparenta 81. Ya sabemos que la edad no hace al tiempo, porque está ocupada siempre en deshacerlo. Ya sean emperadores o esclavos, japoneses o chinos, vivan donde vivan. O donde intenten sobrevivir.

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