Otegi, ¿persona non grata?

¿Es que nuestros políticos han perdido el sentimiento de la compasión?

19 mayo 2017 19:07 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:30
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Después del último pleno del Ayuntamiento de Reus, en que se rechazó una moción para reprobar la visita de Arnaldo Otegi al Parlament de Cataluña, a mí, como demócrata, me quedó en la boca un cierto sabor amargo que seguro que muchos de quienes lo siguieron comparten conmigo. Y el día siguiente leo como noticia que yo comparé a Otegi, ‘hombre de paz’ para algunos grupos políticos catalanes, con un pederasta, un maltratador y un ladrón. Como no quiero pensar que se estén tergiversando mis palabras adrede, concluiré que no me expresé del todo bien e intentaré hacerlo ahora. Aunque, para salir de dudas, no hay más que acudir a la web del Ayuntamiento donde están colgados los plenos completos.

Lo que yo dije en mi intervención fue que el argumento de que Otegi ya ha pagado sus culpas no es suficiente para que sea recibido con todos los honores en el Parlament, donde estamos representados todos los catalanes, también las víctimas de Hipercor y Vic, también quienes somos sensibles a su dolor, también quienes no queremos componendas con quienes usaron y justificaron el terror para imponer sus ideas, arrebatando la vida a quienes no comulgaban con ellas. ¿O es que estamos en una nueva reedición del pacto de Perpiñán, donde se pidió clemencia a los asesinos para los catalanes, y sólo para los catalanes?

Y mi argumento para rechazar ese recibimiento honorífico era preguntarme si a un pederasta se le recibiría con todos los honores en la escuela del barrio después de cumplir su condena, o si se homenajearía a un maltratador al salir de la cárcel en una despedida de soltera, o si se recibiría a un ladrón confeso aunque nunca arrepentido dándole la presidencia de un banco.

Frente a estos argumentos, se me respondió con legalismos y tecnicismos. Que si la libertad de expresión, que si hay que hablar con todos, que si es un líder político… ¿Es que nuestros políticos han perdido uno de los sentimientos más básicos del ser humano que es la compasión? ¿Ya no distinguimos entre lo moral y lo inmoral? Quienes consideran a Otegi hombre de paz porque comparten sus ansias independentistas, ¿comparten también la idea de que la violencia tuvo su justificación?

En cualquier caso, tristísima me pareció la postura de la CUP, ERC y CiU, defendiendo lo indefendible, pero desgarradora la del PSC. Un partido que ha sufrido tanto por el terrorismo, que ha tenido tantos muertos en sus filas, ¿y se pone de lado en una cuestión tan sensible? No puedo evitar ante muchas de sus actitudes que me vengan a la mente las palabras del Nuevo Testamento: «A los tibios los arrojaré de mi boca».

Lo que se merecen todos estos partidos es que muchos de sus votantes, aquellos que conservan la decencia, se lo reprochen haciéndoselo pagar en las urnas. Desde Ciudadanos defenderemos siempre la libertad de expresión, pero atacaremos siempre el uso partidista de espacios y organismos públicos para defender lo que a muchos ciudadanos nos parece indefendible.

Comentarios
Multimedia Diari