Otro restaurador crack

Eran muy pocos los que sabían que en Zaragoza había un pueblo que se llamaba Borja

24 junio 2020 11:10 | Actualizado a 24 junio 2020 11:25
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Eran muy pocos los que sabían que en Zaragoza había un pueblo que se llamaba Borja. Hasta 2012, cuando Cecilia Jiménez, una venerable anciana que hoy va camino de los 90 años, perpetró la restauración de un cuadro del Ecce Homo. A partir de aquel crimen pictórico, que tuvo eco mundial, la localidad ha recibido a miles de curiosos que quieren ver con sus propios ojos la pintura. Bien, pues parece que la buena de Cecilia ha creado escuela. La víctima en esta ocasión es una copia del siglo XVII de las conocidas ‘Inmaculadas’ de Murillo, que un coleccionista privado de Valencia dejó en manos de un restaurador de muebles y espejos para que la sometiera a una limpieza a cambio de un pago de 1.200 euros. Y el resultado es una chapuza que se asemeja mucho al Ecce Homo de Borja. Cuando el coleccionista fue a recoger la obra y vio que la ‘Purísima’ tenía el rostro completamente alterado, pidió explicaciones al restaurador de muebles, que intentó ‘solucionar’ el entuerto con un resultado aún más trágico e inclasificable que el anterior. Ahora, el coleccionista, desolado, se ha puesto en contacto con otro especialista, esta vez ya un profesional formado para tan delicada labor, que intentará deshacer el desaguisado y devolver al estrafalario rostro pintado por el restaurador amateur la mirada elevada y devota de la Virgen de Murillo, con el consiguiente sobrecoste. Son las consecuencias del intrusismo profesional, de dejar en manos de gente sin la debida formación trabajos importantes. Ya lo decía hace años un profesor en la universidad: «Si cree que la educación es cara, pruebe con la ignorancia; si cree que un profesional es caro, pruebe con un aficionado». Pues eso.

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