Pasión

Hoy a las siete el Palau de la Música vivirá un acontecimiento. Jordi Savall dirigirá por primera vez la Pasión según san Mateo de Bach. Ahora, cumplidos los 73, nuestro máximo experto en música antigua se ha sentido lo suficientemente maduro como para permitirse abordar la partitura más extensa y más compleja del maestro de Eisenach, que precisa de doble orquesta y doble coro. No puede decirse más que Savall adorna su sabiduría con la modestia. El concierto lo retransmitirá en directo Catalunya Música, y uno de los muchos alicientes por los que me permito recomendárselo es el de poder escuchar a la soprano tarraconense Marta Mathéu en uno de los ocho papeles solistas. Los intérpretes han sido escogidos personalmente por el director de entre un centenar de candidatos. Marta Mathéu interpretará dos arias bellísimas, dichas de reflexión porque en ellas se interioriza el mensaje expuesto por el texto bíblico. Sobre todo la segunda es de las que conmueven hasta lo más íntimo. Ya saben que escuchando a Bach puede llegar a dudarse de la inexistencia de Dios. Otro motivo de especial interés de la emisión es que el propio Savall estará a la viola de gamba. Según contó, no pudo resistir la tentación.

Qué curioso el significado de las palabras. Pasión, en su primera acepción, significa sufrimiento, y es por antonomasia el de Jesucristo. También puede ser una inclinación muy viva hacia una persona, y el apetito o afición vehemente a algo. Hay quien equipara pasión a amor. Mal asunto. Más acorde parece equiparar pasión a deseo, pues todo deseo lleva aparejado, quieras que no, algo de sufrimiento. Igual que la tentación. Alegrémonos en todo caso de que Savall esté también de acuerdo en que la mejor manera de vencerla sea caer en ella.