¿Rajoy rehabilitado?

Es legítima la opinión, meramente política, de que Mariano Rajoy debió haber tomado decisiones más drásticas contra la corrupción y que haber asumido responsabilidades más claras cuando algún episodio indecente, como el ‘caso Bárcenas’, le rozó demasiado de cerca. En este sentido, es inteligible la actitud de algunos partidos que han mostrado resistencia a pactar con el PP en tanto siga al frente de la formación conservadora el mismo equipo que lo ha dirigido en los últimos años, y que últimamente gana elecciones pero con unos pobrísimos resultados electorales. Sin embargo, en el terreno de los juicios políticos, el imperium corresponde la soberanía popular. Y tras las elecciones del 20D, que arrojaron un equilibrio político que no pudo plasmarse en un binomio poder-oposición, los ciudadanos se han pronunciado de nuevo para tratar de enmendar aquella impotencia. Y su decisión es clara: el PP ha subido sensiblemente, con Rajoy al frente. El mensaje es claro, y tanto Ciudadanos como el PSOE deben aceptarlo porque proviene de la ciudadanía. Los partidos pueden suscribir o no los pactos que prefieran, y por supuesto son muy dueños de no facilitar un gobierno encabezado por el PP, pero el veto político a Rajoy por ser él quien es será difícil de justificar si se produce. Limpio de cualquier acusación penal, el presidente en funciones no ha sido inhabilitado por el cuerpo social, que es quien tenía la posibilidad de hacerlo.