Josep Gomis ha sido conseller y muchas cosas más, pero nunca fue tan feliz, según confesión propia, como en estos 18 años de presidente de l’Onada, fundación admirable que atiende a personas con discapacidad o trastornos mentales. Anteayer, en la reunión del Patronato, pidió su relevo y propuso a Josep Poblet como sucesor. Acostumbrado éste a ganar por mayoría absoluta, no le podía extrañar una elección unánime.
Ha sido un privilegio compartir con Gomis estos años. Un día me llamó para pedirme que me incorporara a su junta y que me pasaría a buscar. Le dije que no podía y enlacé varias razones. Terminado mi alegato, sus palabras fueron: «Entonces, ¿a qué hora me dices que te paso a buscar?». Aquel día aprendí que varias excusas pesan menos que una sólida.