¿Residencia o piso compartido?

El incremento de los alquileres de pisos provoca que los estudiantes opten más por las residencias

 

29 agosto 2018 18:57 | Actualizado a 29 agosto 2018 19:00
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La recuperación incontrolada del mercado inmobiliario empieza a ocasionar también lo que podríamos denominar efectos colaterales. El súbito incremento del precio de los alquileres de pisos ha provocado que el sector de los estudiantes haya vuelto al régimen de residencia que, en muchos casos, vuelve a ser más económico que vivir en un piso. Hasta ahora, la opción de compartir vivienda era la fórmula más asequible para los estudiantes. La subida de los alquileres ha obligado a replantear esta opción con la consecuencia de que las residencias estudiantiles de Tarragona están recibiendo más peticiones de plazas que nunca y algunas ya han puesto el cartel de «completo». Siguiendo en el caso de Tarragona, se puede encontrar residencia por 675 euros mensuales, todo incluido. En el caso de optar por la opción del piso, sólo para el alquiler el estudiante tiene que destinar una media de 450 euros. Después tiene que cubrir el resto de gastos de manutención. El desmesurado incremento del precio de los alquileres está derivando en un problema social grave que acabará afectando la configuración social de las ciudades. Especialmente en Barcelona, una urbe atractiva para los inversores inmobiliarios, se está expulsando de los barrios céntricos o atractivos para el inversor a los habitantes nativos. Así, barrios como Poble Nou o Gràcia sufren la invasión de empresas que compran edificios enteros para dedicarlos al alquiler o para convertir las viviendas en pisos turísticos. Son las opciones que aportan más rentabilidad. Sin embargo, este fenómeno amenaza con desdibujar por completo la configuración social de las ciudades. En Tarragona estamos lejos de sufrir el mismo fenómeno que Barcelona, pero no estamos vacunados de la amenaza. Tal como han hecho otros países, será preciso replantear las leyes de arrendamiento para evitar que residentes de toda la vida en un determinado barrio puedan ver su derecho preferente protegido de las oleadas especulativas de negocios emergentes. Como siempre, nos hemos ido de un extremo a otro.

 

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