Quien haya visitado la gran Londres, la industrial Manchester, la portuaria Liverpool, la solemne York, la bella Chester, las universitarias Oxford o Cambridge… se habrá encontrado con un mosaico de razas y nacionalidades. Un lector del ‘Times’ aseguraba haber hecho un largo trayecto por Oxford Street sin oír ni una palabra de inglés.
Esta multiculturalidad, heredera de la época colonial y de la continua recepción de inmigrantes y turistas, era un sello británico inconfundible. Hoy mismo hay 200.000 trabajadores españoles en Gran Bretaña.
Esta riqueza social está siendo dilapidada por el discurso populista y xenófobo de Theresa May, la nueva premier. Durante Cameron, optó por la permanencia en la UE, pero se ha convertido al Brexit, y ya conocemos la fe dogmática de algunos conversos. Si prosperan sus ideas, UK no sólo será menos europea; también menos británica.