El 28 de agosto de 2015 la Guardia Civil entró en el despacho de Viloca, tesorero de CDC, quien apenas tuvo tiempo de enviar a la trituradora unos últimos papeles. Los agentes recuperaron las trizas y sus analistas los fueron reconstruyendo con paciencia benedictina.
Y salieron cosas como esta: una palabra, ‘Escola’, con una flecha que apunta a un nombre, Romero, y debajo, otro nombre, Polo. Y una cifra, 130.
Resulta que la escuela es una que se levantó en Roses (Girona); el tal Romero es el contratista que la hizo; el tal Polo era Josep A. Rosell i Polo, director de la empresa pública Infrastructures.cat. Los 130 eran 130.000 euros, curiosamente el 3% del precio al que fue adjudicada la escuela.
Hace 12 años que Maragall le dijo a Mas: su problema es el 3 por ciento.
La trituradora confirma aquella afirmación. Y aún no ha comenzado el concierto del Palau de la Música.