En la madrugada del 4 de noviembre, tras una noche electoral que prometía exitosa, Donald Trump estaba siguiendo los resultados en la cadena Fox, su favorita, cuando saltó de la silla: coloreaban de azul Arizona, primer Estado que perdía si se confirmaba la previsión, hecha con el 73% de votos. Se enfadó como él sabe hacerlo y encargó a su yerno que protestara ante Rupert Murdoch, el propietario.
Allí comenzó su desencuentro con la cadena, cuarta en importancia tras las tres grandes, ABC, CBS y NBC. Creada en 1986, Fox tomó su nombre de la compañía matriz 20th Century Fox, productora de tantas películas. El principal éxito de Fox había sido la serie Los Simpson, que va por los 600 episodios. Hasta que descubrió a Trump, con quien ha acabado mal.