Una nueva hoja de ruta para Catalunya

Una hoja de ruta que no representa más de un 48% supone una huida hacia adelante

19 mayo 2017 18:13 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:09
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El contexto político en el Estado español continúa en su particular callejón sin salida para la investidura, a la espera de los resultados de las elecciones vascas y gallegas del 25S que pueden jugar un papel central para desencallar la situación. Una situación que no impide al gobierno en funciones del PP la continúa judicialización de la política catalana y la amenaza a las instituciones en una deriva autoritaria y recentralizadora. Es en este marco político donde la hoja de ruta de un gobierno catalán que se tambalea llega a uno de sus puntos álgidos de la legislatura.

La hoja de ruta de Junts pel Sí y sus 18 meses para la desconexión es una quimera y la realidad actual es que el gobierno de la Generalitat tiene la necesidad de pactar con la CUP un renovado planteamiento independentista con algún tipo de acto de supuesta ruptura. Un acuerdo para obtener los apoyos necesarios para superar una cuestión de confianza planteada por Puigdemont después de la negativa de la izquierda independentista a los presupuestos de 2016 y a la que se someterá el Presidente el 28 de septiembre. Si la supera, después vendrán las negociaciones para aprobar o no los presupuestos de 2017 y el debate de política general donde se detallará el mecanismo unilateral de ruptura.

Una hoja de ruta que no representa más de un 48%, que supone una continua huida hacia adelante, que entorpece la salida al laberinto catalán y que facilita ganar tiempo al PDC (Convergencia 2.0) para consolidar su refundación. Así mismo, la defensa del RUI por parte de algunas formaciones políticas certifica el reconocimiento de que el enfoque plebiscitario de las elecciones del 27S fue un error y que el planteamiento final de la consulta del 9N no era el más adecuado.

El RUI puede ser un nueve 9N si no interpela al conjunto de la ciudadanía. Un déjà-vu continuo que puede acabar con la movilización popular imprescindible para cualquier cambio social de fondo.

Esta situación de bloqueo que vive Cataluña se ha de superar volviendo al 80% de la población que defiende el derecho a decidir articulando un bloque constituyente para que, a través de un referéndum vinculante, los catalanes y catalanas decidan realmente cual tiene que ser la relación con el resto de pueblos del Estado español. Una nueva hoja de ruta para la reconstrucción de la mayoría social soberanista que junto con una política de alianzas fraternales con el resto de pueblos del Estado haga posible avanzar hacia el soberanismo popular de una República Catalana, hacia un proceso constituyente popular no subordinado y hacia la celebración de un referéndum de autodeterminación con plenas garantías.

@jesusgellida

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