Opinión

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La invasión de millones de pélets en las costas de Galicia ha vuelto a sacar a flote la fragilidad del ecosistema marino y ha reabierto la polémica por la presencia de estas bolitas de plástico en las playas de Tarragona, donde ya formaban prácticamente parte del paisaje.

La vuelta a la actualidad de los pélets ha hecho que la Fiscalía de Tarragona investigue los vertidos que desde hace años inundan algunas playas de la provincia, unas diligencias que ya se habían abierto al menos en dos ocasiones pero que se acabaron archivando al no poderse identificar a los autores del delito.

El problema no es menor; se trata de un serio perjuicio ambiental que exige que todas las instituciones remen en la misma dirección. De entrada, lo necesario es tomar conciencia real de la situación y realizar un diagnóstico lo más preciso posible. Se trata de tomar medidas eficaces para paliar lo ocurrido y en la medida de lo posible evitar que estos hechos puedan repetirse.

Lo primero es ser conscientes de este grave problema y ponerse las pilas para combatirlo con rigor y determinación

Es verdad que no debemos caer en alarmismos injustificados, pero tampoco instalarnos en reduccionismos erróneos que obvian el impacto de estos vertidos en la fauna y en la flora y, a través de la cadena trófica, también en los humanos.

Ya va siendo hora de que comencemos a tomarnos en serio que el ecosistema marino se encuentra cada vez más amenazado y necesita medidas de choque.

El episodio de los pélets se encuadra en un escenario más amplio y preocupante, que refleja una alarmante pérdida de calidad medioambiental. Es un asunto que nos concierne a todos cada vez con mayor premura. Hemos convertido ya el mar en un basurero.

Lo primero es ser conscientes de este problema y ponerse las pilas para combatirlo con rigor y determinación. En este sentido, la imagen de los voluntarios limpiando las playas representa una muestra de solidaridad y de compromiso cívico que resulta estimulante, pero no es suficiente.

Empresas y barcos deben extremar sus precauciones y las instituciones, estar vigilantes para actuar con rapidez y exigir responsabilidades.

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