Amor en días de guerra

El ser humano posee una capacidad de resiliencia tan grande y fuera de lo común que incluso en los momentos más negros y trágicos, en la mayor oscuridad, es posible hallar un resquicio de luz, de esperanza. Es lo que nos transmiten algunas historias que nos llegan de esa Ucrania que tanto sufre con la guerra.

Porque sí, también entre tanto dolor, entre tanta desolación, entre tanta barbarie y entre tanta muerte es posible apreciar el esfuerzo de la vida por salir a flote. Lo ha demostrado esa pareja de ucranianos que se ha casado pese a que la novia, Oksana, una enfermera de 23 años, pisó una mina rusa en el mes de marzo, cuando transitaba por un camino familiar, y perdió sus extremidades inferiores y cuatro dedos de la mano izquierda.

La joven pasó por cuatro operaciones antes de ser evacuada a Dnipro, donde sanó sus heridas. Un incidente terrible que les hizo ver que «la vida no debe posponerse». Y así la pareja tomó esta semana sus votos en un hospital de Leópolis, muy cerca de la frontera polaca, donde la mujer se prepara para una cirugía protésica de piernas. Fue una ceremonia muy especial, que contó con los allegados más cercanos y en la que no faltó un solo detalle.

Los recién casados pudieron disfrutar incluso del baile nupcial, un momento muy emotivo en donde él sostuvo a la novia por los aires mientras los allí presentes se deshacían en aplausos. No es para menos cuando se es testigo de cómo el amor triunfa sobre la guerra más estúpida y cruel.