Los aplausos que recibían durante la pandemia cada día a las ocho de la tarde se han convertido en insultos, vejaciones e incluso golpes. Sí, las agresiones a médicos y personal sanitario se han disparado en los últimos años.
En Tarragona aumentaron un 35% entre 2021 y 2022, año en que se registraron 196, un incremento de 51 con respecto al año anterior. Y en 2023 fueron 215, un 10% más que en 2022.
En el conjunto del Estado, el año pasado se contabilizaron 769 ataques solo a médicos. La mayor parte de las agresiones se llevan a cabo en centros de atención primaria como el CAP La Granja, donde el trabajo de los profesionales puede llegar a convertirse en una actividad de riesgo.
Más allá de las cifras, que, pese a ser escandalosas e inaceptables, suponen apenas la punta del iceberg, se trata de un problema de extrema gravedad al que hay que aplicar el principio de tolerancia cero.
Más allá de las cifras, inaceptables, se trata de un problema de extrema gravedad al que hay que aplicar el principio de tolerancia cero
Es verdad que a veces el sistema público de salud no funciona de la forma más eficaz y que hay un déficit crónico de profesionales y recursos, pero los sanitarios, lejos de ser los responsables de las demoras y de los fallos, son los que más los sufren y, por otra parte, los que contribuyen a paliarlos con un sobreesfuerzo no siempre reconocido. Cuesta entender qué le pueda pasar por la cabeza a quien cree que es lícito utilizar la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, en el ámbito sanitario.
Siempre y en cualquier circunstancia es condenable pasar los límites de la agresión, pero hacerlo precisamente con quienes tienen como finalidad el cuidado y la mejora de la salud de las personas resulta aberrante.
Toda persona tiene el imprescindible derecho a sentirse seguro en cualquier lugar. Y aún más, si cabe, en el lugar de trabajo. Un espacio público como puede ser un hospital o un centro de salud requieren que el respeto de todos hacia todos vaya incluso más allá. La administración debe colaborar con estos profesionales para que no haya impunidad con los energúmenos que los agreden y vejan.