La política vasca ha sufrido una gran sacudida tras trascender que el PNV ha decidido prescindir de Iñigo Urkullu como candidato a lehendakari en las próximas elecciones autonómicas. La apuesta por el relevo tendrá consecuencias en la política española y anticipa una feroz batalla en el seno del nacionalismo vasco.
En buena medida porque los jeltzales ubican su apuesta ante la necesidad de ofrecer un cartel electoral más competitivo que frene la rivalidad creciente de EH Bildu. Sobre todo en un escenario en el que lo previsible es que la izquierda independentista busque un referente nuevo, que no sea Arnaldo Otegi, que le permita abrirse a nuevos sectores y tenga una menor relación con un pasado lastrado por la violencia terrorista.
PNV y Junts han sellado un acuerdo de cooperación como contrapeso al entendimiento entre ERC y EH Bildu
La pandemia ha marcado un antes y un después en la exigencia ante las políticas públicas y el mito de la buena gestión del PNV ha empezado a resquebrajarse, sobre todo en sanidad. Urkullu lleva tres legislaturas y aunque resulta aún dudoso que se perciba una clara pulsión de cambio, sí se detectan serios síntomas de desgaste que el PNV ha apreciado como muestras de que debe ofrecer un mensaje de renovación.
¿Supondrá esta decisión un cambio estratégico en el PNV? En principio, no. Han dibujado su hoja de ruta en el acuerdo de investidura con el PSOE. Nuevo estatus de autogobierno a partir del reconocimiento de la realidad nacional y cumplimiento del Estatuto y de la bilateralidad de las relaciones. Pretenden desarrollar su programa dentro del mismo, convencidos de que Pedro Sánchez tendrá que abrir el melón del modelo territorial.
Uno de los datos más relevantes es el afianzamiento de la relación entre PNV y Juntas, que han sellado un acuerdo de cooperación para la legislatura y que anticipa una relación muy estrecha en diferentes cuestiones ligadas al debate territorial o a las iniciativas de carácter socioeconómico. Ambos partidos han encuadrado su entente como un contrapeso al entendimiento entre ERA y Bildu. La batalla ideológica está servida en bandeja.
