El amor en los tiempos del voto

Estuve en una mesa electoral y, de golpe, di de bruces en un DNI con el nombre de una exnovieta de la primera adolescencia y con ella misma detrás del DNI, más seria que un palo

17 febrero 2021 10:10 | Actualizado a 17 febrero 2021 10:17
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¡Hola vecinos! El hombre de la mesa electoral escudriñó el DNI depositado en una bandejita.

-Àngels Matalí i Poblet… ¡Àngels! ¡Eres tú!

La mujer dio un respingo. El hombre de la mesa electoral permanecía guarecido en ese momento en el interior de un EPI completo anti sindemia (epidemia sinérgica, peor que una vulgar pandemia). 

-¡Sóc el Didac! Lo que pasa es que, así, vestido de astronauta… ¿Que no me reconoces?

-Ahora sí.  Has engordado. Pareces un astronauta, desde luego.  Como Neil Armstrong… pero después de haberte comido a Aldrin y Collins.

-Sigues igual que siempre. Estás muy guapa en la foto del carnet. Y en persona, aunque lleves la mascareta.

-Pues moltes gràcies. ¿Qué hago con esto?

El hombre le quitó el sobre de la mano y se puso a abrirlo. Sus compañeros de mesa compartieron el respingo que antes había dado la electora. Una apoderada del PDeCAT empezó a dar voces de «¡Tongo, tongo!». Una monja se santiguó. Un mosso desenfundó la porra por si acaso. Alguien lanzó un chorretón de hidrogel al sobre. Un equipo de TV3 Telenotícies se puso a grabar la escena.

-Però què fas, meló? –inquirió Àngels.

-Sant Valentí. Pensé que me dabas mi tarjeta con corazones.   Antes me regalabas una tarjeta con corazones por Sant Valentí... ¿Qué no te acuerdas?

-¿Hace cuánto? ¿Catorce años? Tú a mí no me regalabas nada. Eso es la papeleta, tontolaba.  

-Ah, vaya, glubs. Si esperas fuera a que cerremos la mesa, podríamos pasear y hablar de lo nuestro. Te llevo a casa si quieres.

-Tengo Covid. Soy una asintomática andante. Pero antes que hablar de lo nuestro contigo le doy mi voto al PP, fíjate lo que te digo.

-¿A ese partido del que usted me habla?

-A ese.

No ocurrió. Lo he inventado.  Licencia literaria. Una fantasía de domingo, mientras seguía anteayer la marcha de la jornada electoral en Cataluña y nos comíamos el corazón de nata de San Valentín que se vende aquí, en Pumalandia. Aunque, hace mucho tiempo y esto sí es cierto, estuve en una mesa electoral y, de golpe, di de bruces en un DNI con el nombre de una exnovieta de la primera adolescencia y con ella misma detrás del DNI, más seria que un palo. Manoli, se llamaba. Salía conmigo y, alternativamente, con otro pollo. Un día que le protesté confesó que al otro pollo lo quería un 30% y, a mí, el 70%. Tal cual. Así que hube de proclamar que el amor no es cosa de porcentajes, y mi 70% la dejó plantada. Allá te apañes con tu 30% de los cojones. Pero, en aquella tarde de elecciones generales, el 100 % de Manolita estaba ahí, con sus papeletas en la mano y cara de pocos amigos. Solo pregunté si todo le iba bien.

Ángel Pérez Giménez: Periodista.  Exjefe de protocolo del Gobierno de Aragón, exdirector de la Escuela de Protocolo de Aragón.

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