Muy pronto escucharemos al «hombre de las cloacas», según Unidas Podemos, al policía que es investigado por la Audiencia Nacional en 27 casos penales diferentes y que suscita muchos recelos en el PSOE. Se le acusa también de haber vendido sus conocimientos como policía para ofrecer servicios privados. José Manuel Villarejo comparecerá en el Congreso ante la comisión que investigará el ‘caso Kitchen’.Se trata de aclarar qué pasó en el intento de sustraer papeles reveladores de la caja b del PP, que el extesorero Luís Bárcenas guardaba celosamente en su casa.
Ocurre que Villarejo puede ser un tipo prudente si le interesa, o una auténtica bomba de relojería si le resulta más rentable. Puede dar mandobles a diestra y siniestra, según le convenga. De ahí, que el desasosiego cunda en unos y en otros. El PP estaba interesado en que declarase Villarejo y que a la vez lo hicieran dirigentes socialistas relacionados con otros asuntos inciertos. Sin duda, «se trataba de confeccionar una cortina de humo, esparciendo suciedad, y así camuflar la responsabilidad que les corresponda por el ‘caso Kitchen’», comenta un especialista en la trama.
El comisario lleva un largo recorrido en Interior. Estaba ya en la época de la guerra sucia de los GAL. También es conocedor de asuntos del pasado relativos a ETA. Y ha visto pasar por ese ministerio en épocas complicadas a diversos políticos. Se tiene por un buen conocedor del desarrollo del Procés y en cuanto a los jaleos de Podemos. tiene claves, reales o no. Porque el problema radica ahí: no tanto en lo que sepa, sino en lo que cuente y cómo lo cuente. Si dirá la verdad o la enfangará. ‘Kitchen’ es un tema prácticamente sabido, pero Villarejo puede abrir la espita de la guerra sucia.