Alas puertas del inicio de la campaña electoral, el jueves el candidato a ocupar uno de los escaños del Senado y alcalde de Tarragona amenazaba con bloquear la estación de tren de la ciudad si Adif no licita las mejoras de la estación este mismo año. Realmente, el mandatario municipal tiene razón a la hora de reivindicar las obras de unas instalaciones que han quedado obsoletas en beneficio de la estación del Camp de Tarragona. Es más, seguro que Adif invierte más en futuras estaciones de alta velocidad que tendrán menos pasajeros que la de Tarragona.
El pasado mes de febrero, Josep Fèlix Ballesteros acudió a Madrid para reunirse con representantes tanto del Ministerio de Fomento como de Adif. Encima de la mesa había un tema principal: Tarragona no tiene la estación acorde con los tiempos actuales. Los técnicos calculan que faltarían unos 15 millones para poner al día el actual edifico e instalaciones ferroviarias. Pero Ballesteros arrancó el compromiso de una inversión de 6,2 millones para los aspectos más urgentes, concretamente los relativos a la accesibilidad. Los trabajos se tendrían que haber licitado ya, para comenzar las obras este mismo año, un plazo que todo prevé que no se va a cumplir.
Ballesteros tiene toda al razón de estar molesto e indignado. Pero le recuerdo que en octubre de 2009 afirmó: «Cerraré la estación si en un mes Adif no me anuncia mejoras». No fue hasta marzo de 2011 cuando comenzaron las obras. Y la amenaza del alcalde se quedó en eso, en una amenaza. ¿Se repetirá en esta ocasión?
