La ilusión por el regreso de Messi no ha florecido porque se va a Florida. Situémonos en el mapa: Florida, en el sureste de Estados Unidos, es el tercer Estado en población, tras California y Texas, y su superficie equivale a media Italia. Sunshine State (Estado del Sol) se le llama por su agradable temperatura invernal y sus largas playas, las más extensas de Norteamérica.
Messi jugará en el Inter de Miami, un club modesto, con un estadio capaz para 20.000 espectadores, propiedad de David Beckham y de los hermanos Jorge y José Mas, hijos del líder opositor cubano Mas Canosa, dueños a la vez del Real Zaragoza, equipo al que sus inyecciones de dinero no consiguen subirle de categoría. El imán de Messi atraerá a otros futbolistas a la soleada Florida.
