Pasados dos años, la agresión rusa sobre Ucrania se consolida. La esperanza es que Estados Unidos y Europa no se cansen de ayudarla. El precio humano es enorme. Zelenski ha reconocido en sus filas 31.000 muertes, pero probablemente son muchas más.
Si hay algo claro es que las múltiples sanciones económicas a Rusia no han sido eficaces. The Economist reconoce ahora esta ineficacia y recuerda que al comienzo de la guerra había apostado a que los castigos financieros a Moscú «podrían desembocar en una crisis de liquidez o incluso en un golpe de Estado».
Lo que me ha gustado de The Economist es que, sin necesidad de hacerlo, refrescara la memoria de sus lectores recordando su pronóstico fallido. Reconocer un error añade credibilidad a una cabecera.
