Aunque por poco, mi generación aún viajó alguna vez en tartana, ese carruaje con tiro animal cubierto de lona abovedada y asientos laterales. He disfrutado nuevamente de él acompañando a Verònica en su viaje de Reus a Montblanc.
Lo hice metafóricamente por invitación de Eduard Prats, conocido médico y escritor, gracias a su magnífica novela Verònica (Ed. Cossetània), situada en la época de la Guerra del Francés, cuando se viajaba tan lentamente que los avances del carruaje daban tiempo a los recuerdos de la viajera.
La protagonista es una mujer delicada y a la vez corajosa que acude a la llamada de una monja anciana agonizante que reclama la compañía de la que fue su novicia. No digo más. Solo pretendo invitarles a subir a la tartana.
