La inflación es insolidaria. El encarecimiento de productos básicos como la leche, el arroz, la pasta o las conservas está vaciando los estantes de las entidades sociales que distribuyen comida entre las familias más necesitadas. «Con el dinero que teníamos previsto hemos podido comprar mucho menos», lamenta Lluís Fatjó-Vilas, presidente del Banc dels Aliments. La demanda ha aumentado, pero las reservas han bajado. «Por desgracia hay personas que se están quedando fuera de nuestro radio de acción. Es perverso, porque los indicadores marcan que la economía está creciendo, pero hay un colectivo que siempre se queda fuera de cualquier crecimiento», añade.
El Banc dels Aliments, con una sede en Reus, busca voluntarios para el Gran Recapte, que se celebrará el 24 y 25 de noviembre. Esta edición es determinante. La entidad, que garantiza una alimentación saludable a 240.000 personas en Catalunya, perderá en 2024 el 20% de sus fondos por cambios en las ayudas de la Unión Europea. «El propio sistema no podrá aguantar tanta desigualdad», asegura Fatjó-Vilas.