Grecia dijo ayer de forma contundente ‘no’ al acuerdo con la Unión Europea en los términos planteados por la Troika. El resultado del referéndum de ayer es sin ninguna duda un éxito político del gobierno de Alexis Tsipras quien, atrapado entre su programa electoral y las exigencias de Europa, acudió a las urnas como forma de escape.¿Quién puede oponersse al sumo acto democrático? Otra cosa es que el recurso electoral sirva en este caso como solución al grave problema que Grecia tiene planteado. Habrá que esperar a hoy para saber la reacción europea a tan contundente mensaje de los griegos en las urnas. Por de pronto tanto Tsipras como todos los que apoyaron el ‘no’ en la consulta se han apresurado a repetir que la negativa no se refiere a Europa, que la intención de los griegos es seguir perteneciendo a la Unión y a la zona euro. La respuesta negativa lo que pretende es forzar una negociación en términos que Grecia pueda pagar sus deudas sin llevar el esfuerzo de austeridad a límites insoportables. Es un razonamiento sensato, pero en la práctica las leyes del comercio exigen que los préstamos (y un rescate lo es) deben devolverse con sus correspondientes intereses. En caso contrario la pérdida de confianza de los mercados financieros convierte al cliente en poco fiable y ya no puede acudir más a las ayudas. Este es finalmente el dilema, más allá de las jornadas épicas como la de ayer.
Grecia recurre a la épica
En la práctica las leyes del comercio exigen que los préstamos (y un rescate lo es) deben devolverse con sus intereses
19 mayo 2017 22:24 |
Actualizado a 22 mayo 2017 14:35
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