No sabemos si faltan detectives o sobran delincuentes, pero ambos linajes se nutren de presuntos. Se indaga la conducta de algunos empresarios decentes al mismo tiempo que se divulga que los españoles gastamos 3.000 millones de euros al año en productos falsificados. ¿Nos gusta que nos engañen o preferimos ser engañados por gente conocida? Entre calé y cale no cabe la remanguillé y no hay gitana que le eche la buenaventura a otra gitana sin poder aguantar la risa. El Tribunal Constitucional ha constatado que el independentismo busca fundar un nuevo orden político, que es algo que ya sabíamos todos, pero que está adquiriendo nuevas proporciones. Hay 70 ayuntamientos que podrían ser inspeccionados por delitos de rebelión y sedición. El desguace viene a más, mientras la Navidad viene y se va para no volver hasta el año que viene. Los que creemos que el tiempo es circular le reprochamos que nos maree. Se ha convertido en un tiovivo manipulado por los feriantes, que siempre hablan de la feria según les va en ella.
Los demógrafos están muy preocupados porque España va a tener menos españoles en el futuro. En nuestra nación, sin contar a los que rehúsan tener la nacionalidad, somos cada vez menos pero con más mala leche. Hemos llegado a ser el país más viejo y menos poblado. Se venden más hisopos que sonajeros desde hace medio siglo. Como sigamos así, los párvulos no van a tener compañeros de pupitre, ahora que el Gobierno se propone recortar la llamada ‘hucha de las pensiones’, a la que desde hace tiempo se le está viendo el culo de la lata. Aprendí en Schopenhauer, al que la televisión me permite alternar con Bertín Osborne, que la inclinación a la soledad es el menor de los males.
Pero la compañía nos hace recordar que somos sólo una persona entre las demás personas, que se dedican a investigarse y a reprocharse cosas: las que se hicieron y las que se dejaron de hacer.La verdad es que una vida humana no permite hacer demasiadas cosas. Si lo sabré yo.
