La ayuda humanitaria por delante

Europa ha olvidado la ayuda a países del tercer mundo. Es en el origen del problema donde está la única solución

 

14 agosto 2019 11:46 | Actualizado a 14 agosto 2019 11:49
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Estamos al límite». El llamamiento a la solidaridad internacional lanzado ayer por el capitán del Open Arms, el tarraconense Marc Reig, en declaraciones al Diari, no podía ser más dramático. Sin embargo, ningún país mueve ficha para resolver el grave problema humanitario. Anoche, el alcalde de Cádiz, José María González, ofreció el puerto de la ciudad para que atraque el buque a la deriva en el Mediterráneo con 150 inmigrantes a bordo. El alcalde gaditano ha enviado una carta al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en la que critica la insolidaridad de los países europeos que se niegan a recibir al barco. «No podemos permanecer impasibles ante esta situación límite», concluye cargado de razón el edil. A juicio de González, «permanecer de brazos cruzados» en una situación en la que más de 150 personas llevan 12 días en un barco en mitad del mar, a más de 10 millas de cualquier costa, «es situarse junto a los Salvini, Le Pen y Abascal». El alcalde sale en defensa de la labor humanitaria que realizan ONG como Open Arms y ha criticado a quienes les acusan de no afrontar los problemas, «como si enrolarse a salvar vidas en mitad de las olas fuese una decisión nimia». Finalmente el máximo responsable municipal de Cádiz ha denostado «las voces que quieren llenar nuestra fronteras de insolidaridad y alambres que hieren la piel hasta dejarles jirones». Nadie puede mostrarse impasible ante el sufrimiento de las personas que se juegan la vida por escapar de la miseria cuando no de verdaderos infiernos de tiranía. Ningún país europeo puede poner en duda que la primordial obligación es rescatar a estas personas que esperan desesperadas ayuda humanitaria. Del mismo modo es evidente que la solución del problema de las avalanchas migratorias sin control no se resuelve a base del rescate de náufragos. Europa ha olvidado sus políticas de ayuda al desarrollo del tercer mundo y debe afrontarlas muy seriamente. Incluso por egoísmo propio. Estas personas que piden ayuda deben ser auxiliadas en sus propios países.

 

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