La educación de un ladrón

La educación de Bunke es sinónimo de instrucción. La de Correa, de urbanidad

01 abril 2021 09:00 | Actualizado a 01 abril 2021 09:20
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En La educación de un ladrón, Edward Bunke cuenta su vida como el preso más joven de la prisión de San Quintín. Bunke, un escritor admirado por James Ellroy, William Styron o Tarantino, es el señor Azul de Reservoir Dogs. Sólo su pasión por la lectura y la escritura lo apartó del mal camino. Me he acordado de ese título de libro, sólo del título, al leer las declaraciones de Francisco Correa acerca del alcalde de Boadilla, Arturo González Panero. Al tirar de esta manta, Correa, que cumple pena firme de 51 años, dice que el alcalde del PP tenía «una ambición desmedida, desproporcionada, una falta y carencia de moralidad inexplicable». Con el Albondiguilla (así llamaban al pájaro) la relación «era muy complicada», «no mantenía su palabra», no disponía de «código alguno», «prometía y garantizaba contratos a diestro y siniestro, cambiaba adjudicaciones aun habiéndolas prometido a un empresario» y «si posteriormente otro empresario mejoraba la dádiva» le daba a este el contrato público.

Hombre, los ladrones somos gente honrada. Correa es de la cuerda Jardiel Poncela. Un tipo sin los valores que sirven para establecer qué está bien y qué mal. Incluso entre delincuentes. La educación de Bunke es sinónimo de instrucción. La de Correa, de urbanidad. Correa ha pedido ir al Programa de Intervención en Delitos Económicos destinado a presos condenados por delitos económicos y corrupción. Urdangarin ya va a ese colegio. La participación sirve para conseguir beneficios, pero participar no supone que de manera automática se concedan permisos de salida. Me imagino estas clases con Lina Morgan de profesora, como en Le llamaban la Madrina. Con Correa de ayudante.

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