En uno de sus luminosos artículos, Rafael Jorba nos recuerda que hoy hace 73 años murió en su exilio en Brasil el gran escritor austríaco Stefan Zweig.
Nacido en 1881, vivió el comienzo del siglo XX como una época de seguridad en la que se pensaba que no habría más guerras. El progreso científico (conoció a Freud y Einstein) iría acompañado de un progreso moral que haría imposible el enfrentamiento entre pueblos. Hasta que la supuesta fortaleza europea se desmoronó dos veces como un castillo de naipes.
Vio como las calles de Viena, que vieron pasar a Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms y Strauss, eran pisoteadas por los nazis, una ideología que aborrecía, como el fascismo, el marxismo y el nacionalismo. Antes de ver cómo Europa se suicidaba, se suicidó él mismo aquel 22 de febrero de 1942, con Hitler en su esplendor. Su añoranza de «el mundo de ayer» le hizo perder la esperanza.