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La salida de Podemos de Sumar complica más una legislatura endemoniada

La izquierda sigue demostrando una debilidad histórica a la hora de reorganizar sus fuerzas, y una parte de ella sigue empeñada en despeñarse por el precipicio de la ‘inanidad’

11 diciembre 2023 20:12 | Actualizado a 12 diciembre 2023 14:00
Javier Pons
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Cuando las concentraciones espontáneas frente a la sede del PSOE en Madrid se iban deshinchando, el líder de Vox, Santiago Abascal, ha creído idóneo situar el tono del discurso político en lo más bajo de la dignidad asegurando anteayer en Buenos Aires en la toma de posesión del nuevo Presidente argentino Javier Milei que «habrá un momento en el que el pueblo querrá colgar de los pies a Sanchez».

El Presidente español respondió ayer en la presentación de su segundo libro que «de buena nos hemos librado de no tener un gobierno de Feijóo con Abascal».

El PP rápidamente se precipitó a condenar las palabras del dirigente ultra descalificándolas.

Esta es la temperatura del relato político en nuestro país cuando no hace ni un mes que se celebró el debate de investidura de Pedro Sánchez.

Así, la oposición conservadora ha decidido instalarse en su versión más extrema en el insulto permanente mientras que el gobernante gallego que llegó hace ya casi dos años a Madrid para liderar un PP moderado ya no sabe dónde meterse para evitar seguir siendo arrastrado por esa corriente a la que se ha unido llegando a acuerdos de gobierno en toda España y haciendo suyo parte de su discurso de odio.

Yolanda Díaz ha actuado con una poca empatía que delata una cierta bisoñez estructural

Frente a esa derecha incómoda en su unidad, pero que no ha pestañeado para desmontar rápidamente donde gobierna políticas que representaban avances de derechos, una parte de la izquierda sigue empeñada en despeñarse por el precipicio de la ‘inanidad’.

Por la acción infantil pre-electoral de Podemos y la inacción y una cierta frivolidad postelectoral de Sumar, la derecha se ha encontrado con el regalo de que Sánchez, si ya tenía una legislatura endiablada, ahora va a tener que afrontar el «más difícil todavía» recabando los cinco escaños de Podemos en las votaciones cruciales.

Aunque Ione Belarra enseguida ha manifestado que apoyará la legislatura, es fácil entender que quien mueve los hilos del partido, que sigue siendo Pablo Iglesias, se va a cobrar ese apoyo cada vez que pueda.

Y es que hoy en Podemos sólo parece haber una ideología y es el ‘rencor’. De asaltar las instituciones y a la casta, a desintegrarse por los mismos defectos que criticaban hace menos de diez años. Diez años... Fijense lo fácil que es desintegrarse en política. Es verdad que hay otras formaciones que lo han conseguido más rápidamente (Ciudadanos), pero el caso de los morados conforma una candidatura clara de disolución futura.

La oposición conservadora ha decidido instalarse en su versión más extrema

Y si ellos están actuando así, es porque alguien lo ha provocado. Me refiero a Yolanda Díaz, a la que las primeras dificultades han mostrado una fragilidad estratégica.

Ha actuado tras la conformación de la nueva mayoría progresista-nacionalista con los morados (justa o injustamente) con una poca empatía que delata una cierta bisoñez estructural en sus políticas.

El resultado de no ‘mimar’ de una forma u otra a todas las fuerzas que debían Sumar ha sido que ha iniciado esta nueva legislatura restando, demostrando torpeza al no haber sabido cuidar a la formación que la elevó donde está ahora mismo.

Habrá que ver cómo reestructura su discurso Sumar en el futuro para intentar consolidar una idea que atrajo a una parte del electorado pero que a las primeras dificultades tácticas no ha sabido responder estando a la altura.

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