La semana pasada murió el periodista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner. Tenía 80 años y pasó los últimos 60 en el exilio. De adolescente simpatizaba con el castrismo, hasta participar en una protesta y ser detenido cuando tenía 17 años. Pudo escapar y refugiarse en la legación de Honduras, desde donde alcanzó Estados Unidos.
Le conocí en Madrid en los ochenta y gracias a él traté a dos expresidiarios famosos: Armando Valladares y Eloy Gutiérrez Menoyo. Fidel disponía de sus vidas. A Valladares acabó soltándole a petición de Mitterrand; a Menoyo lo liberó a petición de Felipe González, pero ambos después de 20 años en la cárcel.
Montaner se había prometido a sí mismo y a su familia no volver a Cuba hasta que fuera un país libre. No regresó.
Morir en el exilio
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